No se ve, pero avanza. Así es la progresión de la esclerosis múltiple: una amenaza constante que exige estrategia. Como en una partida de ajedrez, anticiparse puede marcar la diferencia entre frenar ese daño asociado a la progresión o convivir con sus consecuencias. Cada movimiento cuenta.
Con esta premisa nace JaquEMate, una iniciativa que invita a pensar la enfermedad con visión de futuro, capacidad de anticipación y sensibilidad hacia quienes la viven. Porque, en muchos casos, la esclerosis múltiple no da señales evidentes: puede progresar sin brotes visibles, acumulando un daño neurológico que a menudo pasa desapercibido. Ese deterioro representa hoy uno de los mayores desafíos clínicos y humanos.
Conocida como “la enfermedad de las mil caras” por la diversidad de síntomas, formas de inicio y trayectorias individuales, la esclerosis múltiple afecta a más de 2,8 millones de personas en el mundo - unas 58.000 en España - y suele diagnosticarse entre los 20 y los 40 años. Tres de cada cuatro personas diagnosticadas son mujeres. La enfermedad es un reto para los pacientes, neurólogos y sistemas de salud, y exige nuevas formas de pensar, detectar y actuar.
Mirar más allá del brote
Durante años, se entendió la esclerosis múltiple como una sucesión de brotes y remisiones. Pero hoy sabemos que esa mirada es incompleta: la enfermedad puede avanzar de forma insidiosa, incluso en ausencia de recaídas clínicas. Centrarse solo en los brotes es no ver la mitad del tablero.
Detectar esos pequeños cambios - una fatiga más intensa, una pérdida sutil de agilidad, un fallo de memoria aparentemente menor – puede marcar la diferencia. Anticiparse a la progresión es clave para frenarla.
Una estrategia de largo alcance
En el tablero de la enfermedad, cada movimiento importa. Por eso apostamos por una estrategia integral que combine ciencia y tecnología. Nuevos criterios diagnósticos, biomarcadores en sangre y técnicas de neuroimagen avanzada permiten detectar la actividad de la enfermedad en fases cada vez más tempranas.
La inteligencia artificial también está redefiniendo su abordaje: permite analizar grandes volúmenes de datos, identificar patrones, anticipar riesgos y diseñar tratamientos más personalizados. Su papel es clave para detectar lo que aún no se ve y fundamentar cada decisión clínica en datos y evidencia.
Conocer, anticiparse, acompañar
La esclerosis múltiple no tiene una única cara ni un único camino. Por eso es importante que pacientes, profesionales y sociedad compartamos una misma visión: adelantarnos a la progresión antes de que limite la vida.
Como en el ajedrez, la clave no está solo en reaccionar, sino en anticiparse. En conocer mejor la enfermedad. En tomar decisiones informadas. Y en acompañar cada proceso con sensibilidad, cercanía y rigor.
La partida continúa. Y con cada avance compartido, estamos más cerca del JaquEMate.