Vivir con poliposis nasal es como vivir en blanco y negro

24 de abril del 2024

La pérdida de olfato es uno de los síntomas de la rinosinusitis crónica con poliposis nasal que más limita la vida de los y las pacientes. Más allá de los efectos físicos, no poder oler a la pareja, la comida o a un hijo o hija recién nacido, entre otras alegrías de la vida, supone un importante impacto emocional.

Se trata de una enfermedad inflamatoria tipo 2, por lo que es habitual que los y las afectadas también sufran otras condiciones del mismo tipo como es el caso del asma o la dermatitis atópica graves.

Según la SEORL, esta enfermedad crónica afecta a hasta un 5% de la población general, siendo más común en hombres de alrededor de 50 años.

Las personas con rinosinusitis crónica con poliposis nasal (RSCcPN o poliposis nasal crónica) describen su día a día con la enfermedad como vivir en blanco y negro. Esto es debido a uno de los síntomas más característicos de esta patología: la anosmia o pérdida de olfato. Un signo con una gran afectación física, al disminuir la capacidad de oler, pero también emocional, ya que esta limitación también priva de disfrutar de aquellas pequeñas -y grandes- alegrías de la vida: el olor de una pareja o un hijo o hija; un paseo por el campo, la montaña o la orilla del mar; una comida con familiares y/o amigos y amigas, etc.

Un gran impacto físico y emocional

Además de anosmia, las personas con RSCcPN también sufren, sobre todo, obstrucción y congestión nasal, secreción nasal persistente y dolor facial; aunque también pueden padecer cefaleas, malestar general o sequedad de boca, entre otros. Una sintomatología crónica y persistente que, de no controlarse correctamente, puede ocasionar trastornos de sueño (en el 90% de los casos), fatiga crónica, dificultades para interactuar social y profesionalmente, aislamiento social y emociones negativas diversas. Además, también es habitual que las personas afectadas se sientan inseguras al no poder detectar peligros como un escape de gas o un fuego doméstico1,2.

La carga de la patología -sobre todo la emocional- también repercute en las familias y el entorno.

Según la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL CCC), la rinosinusitis crónica con poliposis nasal es una enfermedad inflamatoria del tracto respiratorio superior que se caracteriza por la presencia de pólipos no cancerosos en las fosas nasales y senos paranasales; causando los mencionados síntomas e impactos3.

Se trata de una enfermedad crónica que afecta a un 5% de la población general, siendo más común en hombres de entre 40 y 50 años4.

Todavía no se ha determinado la causa de la RSCcPN. No obstante, investigaciones científico-médicas recientes han constatado que la enfermedad puede estar desencadenada por la inflamación tipo 2. Ésta se caracteriza por una respuesta exagerada del sistema inmune ante diversos agentes externos5.

Hombre practicando deporte al aire libre
Hombre practicando deporte al aire libre

Una enfermedad inflamatoria tipo 2

La rinosinusitis crónica con poliposis nasal es considerada una enfermedad inflamatoria tipo 2. La inflamación tipo 2 también es la base de otras enfermedades crónicas y de gran impacto en el día a día como la dermatitis atópica (DA) grave, el asma grave o la esofagitis eosinofílica.

Las personas con una enfermedad de este tipo tienen más riesgo de desarrollar otra -u otras- condición inflamatoria tipo 2, por lo que es habitual que los pacientes convivan con más de una de estas afecciones al mismo tiempo. De hecho, un estudio llevado a cabo en España constató que un 41% de las personas con rinosinusitis crónica con poliposis nasal presenta al menos otra comorbilidad y el 50% dos o más; siendo el asma la más frecuente (35%)6.

Paralelamente, según varios estudios internacionales, el 50% de las personas con RSCcPN también tiene asma; entre un 50 y un 80%, rinitis alérgica; y un 17% DA7-11.

Referencias:

1. Stull, D., Roberts, L., Frank, L., & Heithoff, K. (2007). Relationship of nasal congestion with sleep, mood, and productivity. Current Medical Research and Opinion, 23(4), 811-819.

2. Shedden, A. (2005). Impact of nasal congestion on quality of life and work productivity in allergic rhinitis: findings from a large online survey. Treatments in Respiratory Medicine, 4(6), 439-446.

3. Sociedad Española de Oftalmología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL CCC).

4. Asociación Española de pacientes con Polipisis Nasal (AEPONA).

5. Gandhi, N. A., Bennett, B. L., Graham, N. M., Pirozzi, G., Stahl, N., & Yancopoulos, G. D. (2016). Targeting key proximal drivers of type 2 inflammation in disease. Nature reviews. Drug discovery, 15(1), 35–50. https://doi.org/10.1038/nrd4624 (Último acceso: junio 2024)

6. Cabrera-Ramírez MS, Domínguez-Sosa MS, Borkoski-Barreiro SA, Falcón-González JC, Ramos-Macías Á. Análisis y resultados de la cirugía endoscópica nasosinusal en rinosinusitis crónica con pólipos. Acta Otorrinolaringológica Española 2017; 68: 80–5.

7. C. Philpott, C. Hopkins, S. Erskine et al. “The burden of revision sinonasal surgery in the UK—data from the Chronic Rhinosinusitis Epidemiology Study (CRES): a cross-sectional study,” BMJ Open, vol. 5, no. e006680, 2015.

8. A. Khan, G. Vandeplas, T. Huynh and V. Joish, “The Global Allergy and Asthma European Network (GALEN rhinosinusitis cohort: a large European cross-sectional study of chronic rhinosinusitis patients with and without nasal polyps.,” Rhinology, vol. 57, no. 1, pp. 32-42, 2019.

9. A. Beule, “Epidemiology of chronic rhinosinusitis, selected risk factors, comorbidities, and economic burden,” Head Neck Surg, vol. 14, pp. 1-31, 2015.

10. A. Hirsh, W. Stewart and A. Sundaresan, “Nasal and sinus symptoms and chronic rhinosinusitis in a population-based sample,” Allergy, vol. 72, no. 2, pp. 274-81, 2017.

11. J. Hedman, J. Kaprio, T. Poussa and M. Nieminen, “Prevalence of asthma, aspirin intolerance, nasal polyposis and chronic obstructive pulmonary disease in a population-based study.,” International Journal of Epidemiology, vol. 28, no. 4, pp. 717-722, 1999.